Al final del día, los niños están muy cansados. Han hecho muchas actividades en el cole, han corrido y jugado en los recreos...puede que vayan a alguna actividad extraescolar deportiva y sobretodo, han tenido que pensar mucho y aprender cosas nuevas.
Esto hace que estén más irritables de lo normal, igual que nosotros, que después de un largo y duro día de trabajo, llegamos a casa y nos encontramos con el jaleo: recoger a los niños, preparar la merienda, ir al parque, los baños, las cenas...y el momento culmen: acostarlos!
Muchas familias no tienen ningún problema con los niños a la hora de acostarse; éstos han aprendido pronto a dormir solos, tienen una rutina establecida, están agotados, y pronto se quedan dormidos. Pero a otros niños no les resulta tan fácil, y podemos llegar a encontrarnos con un proceso que se alarga incluso un par de horas.
Los niños necesitan una rutina y unos horarios: la organización de la jornada tiene que estar muy estructurada y ser siempre la misma, lo que les genera seguridad y confianza, y hace que todos estos hábitos se cojan rápido y de forma efectiva. Es recomendable que siempre hagan las mismas cosas y a las mismas horas, es decir, tener el horario muy establecido. Con esto no quiere decir que siempre jueguen a lo mismo o que siempre hagan la misma actividad, sino que la hora de juego sea siempre la misma, y que para las actividades pase lo mismo (ya sea ir al cine, al teatro, al parque o a montar en bici).
Cuando establecemos una buena rutina a la hora de ir a dormir, los niños pueden anticiparse a todas las situaciones, lo que hace que sepan lo que va a suceder en todo momento y lo que les toca hacer. Una buena rutina sería:
- Merendar y "hacer los deberes" (si tienen la edad, ya que hablamos de niños de 1-2/ 6-7 años). Aunque los deberes sean pocos y muy fáciles, es recomendable que el niño aprenda que primero tenemos que hacer las obligaciones y, una vez estén acabadas, ya podemos dedicar nuestro tiempo al ocio. Ese es uno de los objetivos principales de los deberes en educación infantil.
- Rato de juegos.
- Recoger: es fundamental que desde muy pequeños se acostumbren a recoger ellos. Al principio podemos ayudarles nosotros y convertirlo en un juego también para que sea divertido.
- Bañarse: cuando los niños son muy pequeños, (1, 2 y 3 añitos), puede estar bien que el baño se convierta en una experiencia relajante. Para ello podemos usar productos con aromas de lavanda (aromaterapia) u otras fragancias relajantes, cantarles canciones suaves mientras se enjabonan, y después del baño, darles un masaje con una crema o aceite con una luz tenue y muy despacio para que se queden muy tranquilitos.
- Cenar.
- Ir a la cama, contar un cuento: aprovechar el momento de ir a la cama para contar un cuento es favorable en todos los sentidos; ayuda al niño a relajarse y coger el sueño, fomenta un vínculo de unión entre el hijo y los padres, desarrolla su motivación por la lectura y su creatividad, generando nuevas historias y nuevos finales.
- Dormir: una vez se han llevado a cabo todos estos pasos, el niño ya sabe que le toca dormir. Al principio puede costar un poco, pero poco a poco, la rutina quedará establecida y los tiempos se irán acortando.
La hora recomendada para ir a la cama es:
- Para los niños de 1 a 3 años, las 8'30h.
- Para los niños de 4 y 5 años, de 8'30 a 9'00h.
- Para los niños de 6 a 7 años, podemos alargar un poquito más, y de 8'30 a 9'30 estaría bien, aunque siempre es recomendable ir cuanto antes mejor.