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Los hábitos de alimentación...saludables!

     La alimentación ha dejado de ser un mero hecho de supervivencia para convertirse en un acto social. Hoy en día, las comidas y las cenas, son una buena opción para pasar un buen rato, compartir y celebrar algún evento. Y tanto es así, que, cuando pensamos en alguno de estos momentos, siempre nos vienen, en general, pensamientos positivos, ganas de llegue la hora de ir a comer, o estamos impacientes por alguna cena especial.

     Durante el momento de la comida, cena o desayuno, nos relajamos, nos divertimos, comemos lo que queremos, y nadie nos presiona para acabar el plato.

     ¿Por qué no inculcarlo así a los más pequeños?

     Es cierto que tiene que existir una educación alimentaria para favorecer una buena nutrición y una dieta equilibrada. Los niños tienen que aprender a comer de todo y no solo lo que les gusta, y conocer los principales grupos de alimentos:
  • Cereales.
  • Frutas.
  • Verduras.
  • Carnes.
  • Pescados.
  • Lácteos.
  • Azucares y grasas.
    Pero la base de esta educación es muy delicada. Debemos ir incorporando los alimentos poco a poco, sin presionar demasiado, sin castigar a estar toda una tarde delante de un plato, sin gritar y perder los nervios.

     Los niños tienen una paciencia infinita, por eso, seguramente, si les castigan toda la tarde delante de un plato hasta que se lo coman, y no lo quieren comer, probablemente lleguen hasta quedarse dormidos de aburrimiento delante del plato sin tocarlo.

     El tiempo máximo aproximado de comida para un niño de entre 3 y 7 años es, más o menos, de unos 45 minutos. Lo que un niño no ha comido en 45 minutos, ya no lo comerá...por eso debemos siempre controlar los tiempos, ya que los niños también deben aprender que hay un tiempo limitado para cada comida. 

     ¿Y qué hacemos con esos alimentos más difíciles que no les gustan? Deberíamos empezar combinándoselos con otros alimentos que les encanten, y empezando por pocas cantidades, para así, muy poco a poco, ir aumentando las dosis. Ofrecer siempre platos atractivos y divertidos, y cocinados de diferentes formas.

      Si necesitamos alguna ayuda, siempre podemos optar por alguna pequeña motivación extrínseca; podemos hacer un panel de toda la semana, con la posibilidad de ganar un gomet (pegatina) cada día que coma lo que estamos intentando introducir (o lo que nos interesa); y podemos negociar que, al finalizar la semana, si ha conseguido "x" gomets, puede llevarse un paquete de cromos, o si ha conseguido más, puede llevarse un juego de pegatinas...etc. Siempre partiendo de los intereses de cada niño. Estos premios, en vez de ser materiales, pueden ser de experiencias, ya que el mayor premio que puede tener un niño es pasar más tiempo con sus padres. Podemos optar por proponer alguna salida (al cine, al parque, a la piscina, etc), o por algún juego (la pelota, la bici, juegos de mesa, etc).

     Siempre se consigue más "por las buenas", que castigando y gritando, ya que, lo más probable  es que consigamos fomentar algún odio a algún alimento y conseguir que pase mucho tiempo sin que lo prueben otra vez. ( A mi me pasó con el tomate).

     También tenemos que fomentar una buena educación a la hora de sentarnos a la mesa: buena postura, coger bien los cubiertos, masticar bien antes de tragar, usar la servilleta...Pero de estos buenos hábitos ya hablaremos un otro artículo...

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